Del Cuernavirus

Rechazando la imprudente idea de hacer sorna con lo serio y la también imprudente actitud de confiar a ciegas en lo que digan los abortistas de la OMS y de la fundación Gates, promoviendo un imparcial juicio crítico, con el solo propósito de que los lectores piensen, y sin tomar partido por una u otra posición, a modo de abogados del diablo y de apuntadores de objeciones al estilo de las que gustaba incorporar el Aquinate antes de desplegar sus milagrosos artículos, compartimos con los lectores este diálogo sarcástico sobre el cuernavirus que ha escrito un amigo, que es agudo como pocos.

 

Cuentos de cuarentena, terror y muerte

  1. Charlas de bar

«Seeee… un verso totaaaaal»– decía Carlitos con voz en modo Basile mientras meneaba la cabeza. Por supuesto: el tema de la conversación era, como corresponde en nuestros días, el famoso electroconsumidor biológico que tenía coronita. «Fijate –siguió–, mirá cómo mandan fruta de todos lados. El periodismo bombardea en todos los países con noticias casi calcadas y con desarrollos que parecen fotocopias, fórmulas repetidas tal cual. Un pánico inducido mediáticamente…». –«Argentina arrancó, más o menos, con una medida hasta el 14 de abril, Francia hasta el 15; después Argentina la extendió hasta el 26, Francia también la extendió; y después Argentina la extendió hasta el 11 de mayo, Francia también. Ahora Argentina la extiende hasta el 24 mayo y Perú, que ya la había extendido con una secuencia similar, hará exactamente lo mismo…»– Gorostiaga manejaba buena data y, sobre todo, sabía leer entre líneas. «Es una agenda mundial, gradual, totalmente digitada»– terminó. Felipe aportó: «¡Y a cuántos tipos que piensan distinto los hacen callar o no les dan prensa…! Fijáte que al nobel francés que descubrió el virus del Sida: apenas dijo que el coronadillus era un mutante de laboratorio la neo-nonsancta-inquisición lo mandó a callar; el médico que descubrió el “bichito”… ¡se murió!… y un investigador independiente, ponja o chino, no me acuerdo, acaba de aparecer muerto hace un puñado de días. Un pobre periodista de acá que había osado canalizar información alternativa tuvo que salir después a pedir perdón recorriendo de rodillas todo el mundo de los medios y siendo verdugueado “a piacere”… Aunque algunas cosas se les escapan. Mirá las “casualidades” que van pasando… eseeeee… ¿cómo era…? ¿ese ministro de Inglaterra, que primero minimizaba la cosa y después lo agarró el virus?…». «Boris Johnson»– intervino Gorostiaga. «Ése, ahí tá, Boris Johnson… –siguió Felipe, bien argento– Mirá: primero no le daba bola al tema, y les hacía propaganda en contra. ¿Qué hicieron? Obvio: lo “guardaron”, le plantaron el virus, le hicieron pegar flor de julepe y después le hicieron jurar por lo que más quisiera que se convertiría en un militante de la propaganda universal. Ahora es defensor acérrimo de la nueva dictadura mediática. Ésa no se la cree nadie. Y, después, mirá vos, tres tipos en Rusia, médicos, enfermeras, qué se yo, que estaban medio en contra del tema… y de repente, ¿pero me vas a creer?, de repente ¡se caen de una ventana! ¡y no de la misma al mismo tiempo! Pero qué báaaarrrbaroooo, mirá las cosas que hace este corona-virus que genera suicidios compulsivos vía ventana. Obvio que los suicidaron. Naaaaaa… ’játe jodéeee… a mí noooo, ya estoy graaande, ¿vihte?». «¿Y la de Tanzania?»– intervino Carlitos. «¿Qué pasó ahí?»– Preguntó Felipe. «Y… ahí ehtubo bien el presidente, je. Le mandó muestras a un laboratorio para que hicieran el test de la coronita: muestras de Elizabeth, mujer, 26 años, de Jabil Hanza, hombre, 30 años, de Sarah, mujer, 45… Bueno, los resultados fueron que de Sarah no había certeza, medio que sí, medio que no; Jabil dio negativo; Elizabeth, positivo: tenía coronavirus». «¿Y?». «¡Naaaaa…, bolú…! La “Elizabeth” era una muestra de ¡papayaaaa!, Jabil era aceite de auto, y Sarah era jugo de frutas. Los nombres eran ficticios. También una codorniz y una cabra dieron positivo, pero no me acuerdo el nombre ficticio que les pusieron. V-e-r-s-o-t-o-t-a-l, dénse cuenta. O están manipulados en modo “random” los resultados, o están contaminados también en “random” los test, ése es el tema. El presidente de Tanzania denunció un juego muy sucio detrás de todo esto y bajó a la gente del laboratorio». «Guauuuu… hizo bieeen. ¿Te imaginás un presidente así en Argentina?»– largó Gorostiaga. «Naaa… olvidaaate»– saltó Carlitos. «Olvidaaate. Acá transan con lo que sea y dicen lo que les dicen que digan». Entonces intervino Gorostiaga, más profundo y preciso. «El tema es que con todo este asunto han hecho varias cosas. Miren: 1) han generado un pánico transversal en toda la población mundial: pocos son, en proporción, los disidentes, y son vistos, en general, como locos conspiranoicos…». «¡Me anoto!»– largó Carlitos. «Yo también, óbbeo»– se sumó Felipe. «… 2) Con toda esa sanata de los enfermos a-sintomáticos han declarado automáticamente culpable apriori de eventual portación de coronavirus y, por consiguiente, potencial agresor activo del resto de la población mundial a todo ser humano; 3) por lo tanto, han convertido en enemigo público, que deberá ser denunciado, en heroico acto de servicio a la comunidad, por sus conocidos y vecinos, a todo aquel que no se someta ovejunamente a las bajadas de línea del poder coercitivo de la autoridad estatal –Gorostiaga sabía bastante de filosofía, y jamás confundía el Estado (la sustancia social, materia y forma juntas, el pueblo y la autoridad en ejercicio según el tipo de forma de gobierno) y la autoridad estatal, confusión habitual y corriente, síntoma de la ignorancia y la superficialidad patológicas de nuestros tiempos–, que se devela abiertamente, de ahora en más, como una verdadera dictadura, aunque sometida, a su vez, por una dictadura mucho mayor y más oscura y escondida. De esto nos damos cuenta sólo unos pocos». Carlitos y Felipe asentían asombrados. «4) Ahora van a empezar con la cuestión de los rebrotes, aquí y allá; de hecho empezó el bombardeo de noticias con todo ese tema y le hicieron una “entrevista” a un “científico” ponja donde el sujeto presagia una extensión sumamente diuturna de las medidas de seguridad. La cosa es instalar, en todo caso, la sensación del “cuco”: no se sabe el origen, ni dónde, ni cómo, ni cuándo, pero puede aparecer. Y, entonces, hay que estar protegidos, porque hay que ser precavidos, prudentes. Por eso hay que estar protegidos de antemano. Y con toda esa sanata van a instalar la práctica habitual de las vueltas recurrentes a los estados de cuarentena, implantando dos modalidades de organización social a nivel mundial, a saber, modo cuarentena fuerte y modo débil, a lo que van a llamar “nueva normalidad”. La cosa es instalar la sensación de pánico permanente. Te van a decir, dentro de tres meses: “hubo un rebrote fuerte en la isla de Burgurestakomistán” y con ese verso te van a justificar una nueva cuarentena en modo fuerte por temor a las corrientes de viento o a las inmigraciones masivas de monos tití que serán potenciales transmisoras del virus. Eso va a volver muy sencilla la manipulación ulterior de las masas y el control de los movimientos de toda la población. En el modo débil van a permitir movimientos, desplazamientos y compras, pero todo regulado, vigilado y controlado. Y fijensé: ahora, acá, dan una “semiflexibilización”; pero no es de extrañar que lo hagan a propósito, para plantar, en breve, nuevos “casos” y para justificar, a partir de la tentativa presuntamente fallida de flexibilización, una extensión potencialmente perenne de la cuarentena. Acuérdense de lo que les digo. Son tácticas de disciplinamiento de las masas. Ya están imbecilizadas por años enteros de “tinelliando”: los principios morales y la capacidad de raciocionio autónomo están completamente destruidos; ahora sólo queda refinar las tácticas de adiestramiento, como se hace con un perrito. 5) Parte de esas tácticas, a modo de coerción permanente, será el control del flujo de información por vía de internet, mediante la censura cibernética y la cercenación del acceso a canales alternativos de información, y la promoción de la educación o de cursos a través de esa misma vía, para tener un control absoluto, acá en argenzuela, de la construcción de la nueva configuración cultural, con eso del género y toda esa sarta de estupideces. 6) Encima aparece este chanta del Güily Puertas –habiendo experimentado durante mucho tiempo lo que era vivir bajo la dictadura de la ivámpora, Gorostiaga se había habituado a hablar en clave– pontificando acerca de por cuánto tiempo se deberá extender todo esto y dando directivas acerca de la vacunación mundial… ¿Pero quién corno se cree que es?! En fin, esto se va a la…».

* * *

La charla siguió. Pero, mejor, terminemos acá.

Fray Mamberto Buonapace

Marcar el enlace permanente.

Deja un comentario